lunes, 19 de julio de 2010

Nadar

De niño, fui un niño gordito y cachetón, pero con el paso de los años enflaque.

Y en mi casa viéndome todo enclenque decidieron que debía fortalecer mi cuerpo por medio del ejercicio.

Las primeras clases a que asistí fueron para que aprendiera a nadar y pues no fue sencillo convencerme, ya que tenia miedo del agua. No sé que tanto afecto un hecho del cual a continuación muestro una dramatización:




En Tampico (mas bien en un lugar cercano a Tampico), en unas vacaciones veraniegas unos parientes que viven por aquellos rumbos nos llevaron a una laguna que se llama "la Tortuga" y pues como un primo y yo (que somos de la misma edad) no sabíamos nadar pues nos treparon a un tronco y ahí nos andaban paseando hasta que por alguna razón acabamos volteados dentro del agua.

Ninguna consecuencia que lamentar, ni siquiera hubo lloriqueos pero eso si harta pena despues de tanta risotada de los presentes.

Las clases de natación eran sábados y domingos muy tempranito, cualquiera que lea esto seguro pensara que era horrible pararse temprano en fin de semana pero pues no, me acostumbraron a levantarme temprano desde niño y esto no fue problema.

El problema era que no me sentía a gusto mostrando mis escuálidas carnes enfrente de los demás alumnos y mucho menos enfrente de unas compañeritas entre las cuales estaba una que me gustaba.

Pero ahí continué durante un año, hasta que un día las autoridades del deportivo decidieron que el mismo debía tener su selección de alumnos de natación y pues que me prueban con mis compañeritos.

La competencia es un recuerdo borroso, lo único relevante es que termine en ultimo lugar de mi eliminatoria y que ya no regrese a tomar clases pero no perdí el gusto por nadar.

0 comentarios:

Publicar un comentario